Mucho se ha dicho sobre las carencias y los aciertos de la formación de arquitecto en las escuelas. En esta nueva sección que inauguramos hoy, voy a desahogarme comentando las cosas que en estos momentos de mi vida profesional echo en falta en todo lo que me han enseñado.
Lo primero que hay que decir es que yo estudié en la Escuela de Madrid, en la ETSAM, y que salí en el año 2008. Dos años de profesión después, me encuentro a diario con situaciones ante las que pienso: ¿Por qué ........ en la escuela no nos enseñaron esto?
En el capítulo de hoy: a tratar con la normativa. No a que nos la enseñen, porque la normativa cambia, y porque ya tienes tiempo de aprenderla cuando tienes que aplicarla; sino a proyectar teniendo en cuenta que hay que cumplir ciertas leyes. Aprender a hacer proyectos sabiendo que luego tienes que justificar que el fuego no se propague, que los usuarios tienen que ser evacuados, que no se pueden caer por las escaleras, que las ventanas hay que limpiarlas con seguridad… Aprender que no puedes hacer el proyecto que vuela, y luego sentirte frustrado por tener que renunciar a tus ideas soñadas porque no cumplen la normativa. O peor aún, intentar colársela al arquitecto municipal de turno en la memoria del proyecto, porque eso va en tu propia contra.
No digo que en los primeros cursos no se pueda proyectar con toda la libertad del mundo, pero debería existir una cierta progresión a lo largo de los años en la integración de todas las dificultades del proyecto. Y esto sólo depende de los profesores que elijas, y no del curso en el que estés; con lo que se suele dar la paradoja de que en proyectos 2 estés cuatro meses intentando encajar 50 viviendas sociales con todas sus medidas mínimas y máximas; mientras que en proyectos 9 estés haciendo diagramas de colores.
¿Y vosotros, podéis contarnos simpáticas anecdotas de las paradojas de la formación en la escuela?
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